El «lover boy» es un joven «de entre 30 y 35 años, queno tiene por qué ser especialmente agraciado físicamente» que actúa como si estuviera interesado en mantener una relación sentimental con la víctima.
Al cabo de un tiempo prolongado, propone a su novia viajar o mudarse a otro país. Una vez allí, la obliga a prostituirse o la vende a un tercero para que ejerza como proxeneta.
El objetivo es que la víctima se convierta en completamente dependiente de su «lover boy». «Es un maltrato psicológico en toda regla, van alejándolas de su familia y amigos para que no puedan contarles lo que vivirán una vez salgan de su pueblo.